1. El beso del ocaso
Donnan Bellardi es, junto a su hermano Lenard, el líder de su clan.
Todos confían en él, le respetan y obedecen… salvo un par de excepciones, Aretha y Aryana, sus tías… brujas, literalmente y no es que les tema, no, él es un vampiro, pero es que ellas le machacan, día sí y día también, con una profecía en la que no cree, sin embargo se mantiene fuerte y nada ni nadie lo desestabiliza… hasta que una noche salva a una mujer, Dairine MacMahon, una preciosidad con ojos de gata que no para de hablar, dulce y ¿tímida?
Y que le contradice, le planta cara y lo vuelve loco, en especial su boca y no precisamente cuando habla.
A partir de ese momento toda su vida se vuelve patas arriba. Los Alvise, otro clan de vampiros y a los que odia a muerte, están decididos a que no se cumpla la profecía.
Tendrá que luchar contra ellos, mantener a salvo a Dairine, evitar que, ella misma, se meta en líos, controlar a sus «descontroladas» tías, mantenerse firme en su venganza y demostrar que el amor no es necesario en una relación… ¿demasiado para un vampiro «incrédulo»?
2. La caricia del alba
Lynae teme a los vampiros y, al mismo tiempo, algo en ellos le fascina y descubre, entre asombrada y asustada, que ella es, precisamente, la compañera de uno.
Lenard Bellardi es, junto a su hermano, el líder de su clan, parece pasar de todo, tomarse la vida a broma y solo tiene un deseo: volver a su querida Florencia.
Para conseguirlo deben acabar con Keegan, líder de los Alvise y eterno enemigo, ¿la única condición?
Estar emparejado, algo que le da ¿miedo?, ¿terror?
Lynae, desde hace tiempo, solo ambiciona una cosa: tener, de nuevo, una familia.
Lenard, desde hace tiempo, solo tiene una meta: volver, de nuevo, a casa.
Se necesitan.
Se temen.
Se desean.
¿Se amarán?