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sábado, abril 11, 2020

Es mi vida


Antes que el amor romántico, y tanto como el sexo, la amistad puede ser el vínculo más incombustible entre los seres humanos. 

Amalia y Vero se rencuentran tras décadas sin verse, y acuerdan un intercambio electrónico. 

¿Qué se escriben dos antiguas compañeras de colegio cuya amistad quedó interrumpida por una circunstancia adversa?

En esta novela, Fortunata Barrios actualiza las formas del género epistolar para recrear su arraigada relación con la amistad. 

Y es que la carta —o el correo electrónico— es un espacio de libertad, de confianza y de confidencia, donde, así como cada yo se alimenta del otro, se deconstruye y reconstruye a partir de un ejercicio introspectivo. 

Lo fundamental entre Amalia y Vero no son las inquietantes y divertidas aventuras sexuales que se cuentan, sino la construcción conjunta de un ámbito único, tan compartido como individual. 

He ahí su verdadero ejercicio erótico.

viernes, junio 17, 2016

Secretamente tuya


 ¿Puede haber algo más perturbador que enterarnos de los pormenores de la vida sexual, secreta e infiel, fundamentalmente transgresora, de nuestra madre? 

¿Y qué significa si eso sucede mientras ella yace en coma, cuando ignoramos el estado exacto de su conciencia? 

En ese territorio proscrito y desasosegante se sitúa esta vez Romina. 

Casada pero no serena, leal pero no necesariamente fiel, a partir del hallazgo fortuito de un atado de cartas y una pistola ocultos bajo el suelo, debe afrontar las inquietantes revelaciones que la impulsan a aclarar algunos misterios, incluso sobre sí misma. 


Romina


Altas dosis de erotismo despertarán algo más que el placer por la lectura. Disfruta de la sensualidad de una novela donde la libido es la protagonista. 

De un momento a otro, mecanismos misteriosos han convertido la vida de Romina, una joven despreocupada y atractiva, en una secuencia cada vez más sorprendente de encuentros sexuales. 
Así, de su previsible rutina profesional y de su tradicional cortejo amoroso ha pasado a explorar insólitas fuentes de placer. 

Pero más allá de toda etiqueta fisgoneo, exhibicionismo, dominación, fetichismo, quizás solo se trate del camino para un descubrimiento interior más complejo, cuya primera etapa es simplemente el cuerpo. 

Si entre todos los placeres, el sexo es el que provoca las reacciones más divergentes, desde el rubor hasta el alarde, y si este último todavía suele ser considerado un derecho exclusivamente masculino, aquí esa idea queda por completo desmentida, pues la autora presenta a su protagonista no como objeto, sino como sujeto de deseo, decidido y consciente de esa posición, aun cuando ha logrado conquistarla no sin dudas y temores. 

Con su historia, cierto modelo femenino debe redefinirse.