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lunes, abril 15, 2019

Bilogía Vielman

1. Secuestrando a Vielman

Finalmente, tengo el trabajo que siempre he deseado, la pasantía que tanto he anhelado durante estos años en lo que he estudiado Derecho. 

Nada podía interrumpir mi felicidad... o al menos eso pensaba, hasta que él se interpuso en mi camino. 

Había estado huyendo de él por algún tiempo. Había comprobado su carácter de lejos, verificando que lo que se decía de él era cierto. Marcos Vielman, no es más que un arrogante abogado, misógino, petulante, que se cree un ser perfecto, pero no es así. 

Por algo su apodo era "serpiente." 

Hubiera seguido huyendo, pero por alguna extraña razón -después de una junta entre los abogados del bufet, a la que el padre de él, el dueño mayoritario del bufet y mi jefe directo; me llevó-, termine siendo acosada por su mirada azul eléctrica. 

Para luego enterarme, al siguiente día, que sería su pasante, y ya no la de su padre. 

Desde ahí, las cosas fueron de mal a peor... pero bueno, no soy una persona que se queda de brazos cruzados, viendo cómo soy degradada. No, yo no me quedo con la espina clavada.

2. Sacrificando a Vielman 

Finalmente, el día cero ha llegado... estoy nuevamente parada frente al imponente edificio de Vielman y Asociados. 

Hace algún tiempo, me prometí volver aquí, con un sólo propósito: vengarme de Marcos Vielman. 

Él me había utilizado justo en ese edificio al que estaba viendo. 

Me había engatusado con el único propósito de acostarse conmigo. 

No obstante, para mí, eso no se iba a quedar así. 

Él no podía seguirse burlando de mí, pensando que ingenuamente caí en su trampa y que luego, yo no haría nada. 

Marcos Vielman no me conoce, no sabe cuáles son mis límites y ni siquiera los intuye. 

Podía ser que la primera ronda él hubiera ganado, pero la partida aún no había finalizado.

domingo, julio 17, 2016

Adiós a mi virginidad


Andrea Massú, se encontraba patas arriba, tratando que le llegara más sangre a su aturdió cerebro. 

Tenía 22 años de edad y aun no sabía qué hacer con algunas cosas de su vida, era una desorganizada con respecto a ella, al menos en el aspecto sentimental.

Trabajaba, sí, pero, no le gustaban otros aspectos de su vida. Para ella (ahora), tenía una vida de lo más aburrida y plana.

Andrea, era una mujer decidida y fuerte, pero en su empeño de querer lograr sus ambiciosas metas, había olvidado que había un mundo allá fuera que esta sin ser descubierto por ella.

Durante años se enfocó en sus estudios, luego en su trabajo, pero, ¿ahora? Todo se veía aburrido. Todo lo que antes significaba un reto, ahora estaba sin ninguna emoción.

A pesar de ser una mujer bonita; con piel delicada y blanca como la leche, delgada con un poco de curvas, sus facciones exquisitas y refinadas, unos ojos de un oscuro marrón, su cabello largo y liso de un color ébano y sus labios de un rosado fresa tan hermosos que cautivaba a cualquiera.

A los hombres no les interesaba ella, al menos no a la mayoría. Andrea, siempre andaba con el ceño fruncido, siempre seria y nunca miraba a nadie excepto que fuera por algún “compromiso”.

Una vez había sido besada, y no había sido por gusto, por el contrario. 

Había sido a la fuerza por un chico que estaba borracho en una fiesta en la que se vio forzada a ir. 

Por desgracia, para él, Andrea había aprendido un movimiento de defensa personal y a penas logro posar sus labios en los de ella, el chico había salido volando para aterrizar dolorosamente en el suelo...

Mírame solo a mí


Fiestas, bares, chicos, sentir las miradas de los hombres, tener un montón de sexo...

Esa, es mi clase de diversión. 

Un error... hace que mi vida retroceda hasta cuatro años. 

Una época de la que pensé que había escapado.

Mi pasado y mi presente convergen y amenazan con destruir mi futuro. 

"Eres un ángel, a pesar de todas las plumas que te quite"

Malos pensamientos (Precuela de Mírame solo a mí)


Hay personas a las que conoces y de inmediato te sientes atraído a ellas, como un imán.

En mi caso, no solo fue atracción lo que me llevo a corromper todo lo que la sociedad considera que es correcto, a olvidarme de mis principios.

Un impulso incontrolable me inundaba cada vez que estaba con ella. 

Sin importar todos los impedimentos que nos separaban mi deseo por ella crecía día a día. Perdí el control de mis actos y me volví una criatura primaria que la deseaba una y otra vez

No me cansaba de ella. 

Sin embargo, la verdad siempre sale a la luz, y la mía derrumbo todo lo que tenía con mi dulce ángel. 

Después de todo, los impedimentos pueden llegar a ser mucho más grandes que los sentimientos.