Jayne siempre fue el patito feo de la clase. A la que nadie quería tener sentada a su lado en clase ni en el comedor. A la que ningún chico invitaba a salir.
El día del baile de fin de curso, sus padres la obligan a asistir aun cuando nadie la ha invitado y es gracias a una de las constantes burlas de sus compañeras cuando conoce a Christian.
Tan solo cruzan algunas palabras durante unas horas pero desde ese instante ya no ha podido enamorarse de ningún otro chico más porque solo él ha ocupado su corazón.
Años más tarde, las casualidades de la vida provocan que vuelvan a encontrarse y se reavive esa pequeña llama que quedó prendida la primera vez que se miraron a los ojos.
Tras una fastuosa boda, Jayne se da cuenta de que no es oro todo lo que reluce y que posiblemente ha dejado muchas cosas a un lado de un modo muy precipitado.
La aparición de Allan, un chico que consigue volverla loca, hace que se cuestione si realmente ha merecido la pena abandonarlo todo por... ¿amor?