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viernes, julio 17, 2015

Él, mi último pelo de tonta

Yo nunca me declaro en la primera cita, yo nunca digo lo que no siento, yo nunca como pasteles entre horas. 

Las famosas chicas Yo Nunca tenían una afición desmedida a afirmar categóricamente cosas que el destino no tardaba en obligarlas a enmendar. 

Todo era cuestionable menos que Marcelina se casaba y su despedida de soltera las había pillado medio en bolas (Literal y figuradamente) 

A Renata le costaba admitir que su pareja estable empezase a dudar del amor que los unía, en el mismo momento en el que a ella la ascienden a directora del departamento de nuevos talentos en el museo en el que trabaja. Siempre pensó que Ángel era su media naranja hasta que encontró una naranja entera. 

Tener el pelo absoluta e irremediablemente liso era uno de los quehaceres diarios de Lucita hasta que dicha obsesión a punto estuvo de costarle la integridad física. Opositora sin remedio y con la mala suerte de la que mucho tienta a la tal, conoce al chico perfecto el día en que menos podía oír sus palabritas de amor. 

Telma se erigió como anfitriona de la despedida y no sospechó hasta qué punto ser la organizadora del evento iba a proporcionarle tantos y tantos buenísimos momentos. Esotérica, mandona y cual funambulista por el cable, intenta salir de la treintena sin dejarse en el camino ningún cabo suelto que pudiese llegar a hacerla feliz. 

Aunque, para ello, tuviese que obviar que, por aquel entonces, él aún era menor de edad. ¡Pelillos a la mar! Y mejor si son los que les quedaban de tontas… 

Quiero un hombre Magdalena!


Guillermina no sabía hasta qué punto se le iba a complicar la existencia la mañana que encontró envuelto entre sus sábanas a un perfecto desconocido. 

La noche previa al hallazgo, su show en el pub no había sido lo más logrado en los anales del humor, y por ello debió de pensar que el destino le estaba gastando una broma pesada. 

Estaba preparada para todo menos para la llegada del Increíble Hombre Magdalena, ese con el que quieres perder el tiempo desayunando y no volver a echarlo de tu cama jamás de los jamases.

A otra princesa con ese cuento

«Tres, eran tres las hijas del rey. Miriam, diplomada en la escuela de Enfermería, casada desde hace siete años con su ex jefe, un ginecólogo de éxito y madurito con un feeling innegable, que le dobla la edad y al que no sólo ama por haberla sacado de la clase media, no sabe cómo reaccionar ante el deseo de su marido de ser padre. 

Ana, una de sus mejores amigas y virtuosa doctora en Urología, se enamora como una tonta de su tan atractivo como jovencísimo y arrollador MIR aún a sabiendas de que esa relación no casaría muy bien con su currículum. 

¿No es ético, no es estético?, se dice entre remordimientos, ¿pero a mí me sabe a Donuts sin agujero?. 

Filomena, la otra muy mejor amiga, tiene una tendencia (sobre) natural a autolesionarse y, de las tres, presume de ser la que mejor gusto tiene para los hombres. 

Con el mejor radar para localizar a un hombre guapo a menos de diez metros a la redonda, se sorprende a sí misma teniendo fantasías con un compañero de oficina que es lo menos cool que se ha echado a la cara. 

¿Qué puede ocurrir cuando a las tres amigas, apenas cumplida la treintena, se les presenta la oportunidad de perder las riendas de lo que se suponía tenían que resultar sus vidas? Una sucesión de situaciones hilarantes, divertidas y no por ello menos reales hacen que Noe Martínez, fiel a un lenguaje tan suyo, tan joven, fresco y desenfadado al que nos tiene acostumbrados desde SEÑÁLAME UN IMBÉCIL Y ME ENAMORO y ÉL, MI ÚLTIMO PELO DE TONTA, nos lleve frenéticamente, bajando en rafting, hacia un desenlace sorprendente. 

Porque nada hay más maravilloso que la propia vida vista desde el prisma de la que quiere hacer algo para mejorarla, a Miriam, Ana y Filomena les ocurrirán cosas tan extraordinarias que estarán seguras de que, en realidad, no hay nada imposible. Apostad algo.»

Cenicienta siempre quiso un Wonderbra

Con una tendencia sobrenatural a enamorarse siempre de la persona equivocada, Paulina, Olvido y Coro están convencidas de que algo en el cosmos tiene que haberse confabulado para que sus vidas sentimentales sean siempre tan complicadas. 

Internet, un viejo amor adolescente y la pérdida del miedo al compromiso son tres de los inesperados elementos que vuelven a ponerlas en el mercado. 

Una serie de situaciones hilarantes –no por ello menos creíbles– hacen que estas tres chicas nos lleven de la mano por las inquietudes, las felicidades, los desencuentros y la necesidad de amor de toda una generación.

Nunca te fíes de un chico que no toma postre

Malena, embarazadísima maquilladora de una productora de televisión, está casada con un piloto de Iberia que la enamoró a golpe de mensaje de bienvenida en un avión. 

Su inminente maternidad no la frena laboral ni sexualmente y ejerce de Superwoman 24 horas al día. 

Todo iba estupendamente en la recta final de su embarazo hasta que el vuelo de su marido sufre un secuestro y ella se convierte en la inesperada protagonista del éxito televisivo del momento, un Talk Show llamado `Saboreando a Jessi`. 

Una declaración de amor de las que ya se ven pocas, deja claro que ese primer flechazo con Gonzalo, su marido, no fue flor de un día. 

Lupe, periodista en la treintena, tiene la mala suerte de encontrar el trabajo de su vida en la redacción de la revista femenina Monalissa el mismo día que su pareja le confiesa que le ha sido infiel, pero que la cosa no había sido premeditada (¿la ausencia de plan lo convierte en menos infiel, en casi nada infiel, en un infiel sin conciencia?). 

Dolida hasta el infinito y más allá, descubre que tiene feeling con un compañero de trabajo, el soso por antonomasia. 

Una oportunidad única para firmar un artículo con su nombre hace que ambos estrechen voluntades y relaciones. 

¿Cómo era aquello de la mancha de mora? Pues eso, con mora verde se quita... 


Delfín siempre había sido un machito al uso: las relaciones personales con el sexo opuesto eran cómo, cuándo y dónde él quería hasta que Covadonga se cruzó en su camino. 

Profesor de Historia en la mediada treintena, con una relación de dependencia de los consejos sabios y premonitorios de sus dos mejores amigas, Malena y Lupe, trata de asimilar que, efectivamente, donde las dan las toman: ¡sufrir por amor, vaya drama para el que no estaba preparado en absoluto! 

Por Covadonga arderá en el infierno de los celos, de la desconfianza, del miedo a que todo se acabe. 

La radiografía del hombre vulnerable, desorientado... y terriblemente enamorado. Por ella, ¡todo y a por todas!, en esas anda. 

Señálame un imbécil y me enamoro

Tres mujeres y un viaje a La Habana. 

Inés, Otilia y Clara deciden dar un desenfrenado vuelco a sus vidas el día en que ésta saca tres pasajes a la exótica ciudad para salvar a sus amigas del genocidio sentimental. 

`Señálame un imbécil y me enamoro` no es sólo la historia de tres treintañeras y sus alocadas vivencias en la ciudad cubana, es una novela rebosante de chispa y sarcasmo, no apta para hombres sin sentido del humor, y tremendamente terapéutica para todas aquellas mujeres que alguna vez han pensado en liarse la manta a la cabeza y dejar atrás sus cotidianas vidas. 

Unos diálogos frescos y actuales y numerosas y disparatadas situaciones hacen de las páginas de este libro objeto de una lectura rápida y animada, además de sumergir al lector en el retrato de toda una generación.