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jueves, febrero 11, 2016

Serie Delicias y secretos en Manhattan

1. Delicias y Secretos en Manhattan

Boston, 1919. 

Laura McKerrigan-Montero conoce el destino de cualquier chica de su posición: casarse con un buen partido que convenga al negocio familiar. 

Pero Laura tiene un sueño: aprender alta repostería con el afamado maître pâtissier del hotel Taormina. Y, con la excusa de estudiar francés, convence a su severo padre para que le permita residir en Nueva York durante tres meses. 

Convertida en Laura Kerry, viaja a la ciudad de la libertad, la misma donde un desconocido la volvió loca con sus besos. Laura no imagina que, en ese Manhattan divertido y fascinante, volverá a encontrarse con él. Aunque ahora ella es una camarera y descubre que ese hombre irresistible es Kenneth Callahan… su jefe. 

La inminente Ley Seca llevará al hotel desconfianza, peligros y amenazas. Entre los empleados se esconde un traidor y todas las sospechas recaen en Laura. La mujer por la que Kenneth estaba dispuesto a marcharse de Manhattan y dejarlo todo.

2. Una chica con estilo

Ray Donnelly supo que aquella sonrisa desobediente le traería problemas. Esa chica de Boston era de las que miran a los ojos y trituran las aceras a golpe de tacón. 

Durante la primavera de 1921, Helen McKerrigan-Montero viaja a Nueva York para acompañar a su hermana Laura, a punto de dar a luz. Debido a una absurda confusión, se convierte en el objetivo de una banda de gángsters de los bajos fondos. Para su sorpresa, el responsable de su protección es alguien a quien no ha podido olvidar. 

El comisario Ray Donnelly asume el deber de proteger a Helen hasta ver entre rejas a quienes dispararon contra ella. Mientras resuelve el caso, debe alejarla del peligro de Manhattan, por lo que decide esconderla en la granja de sus padres en Germantown, hasta el día en que ambos deban declarar en el juicio. Allí, Helen, conocerá a una personita que le robará el corazón. 

Pero Helen no es una mujer dócil ni hogareña, es apasionada, rebelde, decidida, coqueta y posee una lengua demasiado afilada para Ray, que ya ha conocido a muchas mujeres sofisticadas y huye de ellas con desesperación. 


Sin embargo, cada día que pasa en su exasperante compañía, intuye que le será muy difícil decirle adiós.