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miércoles, agosto 03, 2016

Serie Loca por las compras

1. Loca por las compras

Días soporíferos, noches frustrantes y nada en el horizonte necesitas algo que te levante el ánimo ¡ya! coges el bolso, compruebas la tarjeta de crédito y... ¡a comprar!

Si uno acabara de conocer a Rebecca diría que es una chica como muchas otras, activa, alegre y con ganas de marcha. 

Pero si intentara compartir con ella un placentero e inocente sábado por la tarde, paseando por, digamos, King's Road, constataría de inmediato que Becky, como la llaman sus amigos, está total, absoluta, perdida e irremisiblemente... ¡loca por las compras!

Pese a sus denodados esfuerzos por controlar esos devastadores impulsos consumistas, Becky ha sucumbido tantas veces a la tentación que las deudas empiezan a volverse una seria amenaza para sus inmaculados antecedentes penales.

Necesitada de una solución urgente y en el punto álgido de su desesperación, Becky ha ideado un plan que, o bien la saca de apuros para siempre, o de lo contrario tendrá que hacerse a la idea de una tranquila vida en una remota y solitaria isla en los Mares del Sur.

2. Loca por las compras en Manhattan

Las tiendas de tu ciudad se te han quedado pequeñas, y tu tarjeta de crédito se muere de aburrimiento... ha llegado la hora de ampliar horizontes: Nueva York te espera con los brazos abiertos.

Si en Loca por las compras dejábamos a Becky más o menos recuperada de un importante bache económico, ahora, con la lección bien aprendida, se ha propuesto comprar únicamente lo necesario para vivir, y parece que poco a poco lo va consiguiendo. 

Sin embargo, de repente, un inesperado viaje a Nueva York hace tambalear sus buenos propósitos. Becky aterriza en Manhattan junto a su novio y descubre un mundo lleno de tiendas maravillosas, grandes almacenes de superlujo y ventas de muestrario, esos fantásticos lugares en los que ofrecen ropa de diseño a mitad de precio. ¿Cómo resistir a semejante tentación? 

Desde luego,una opción sería recordar al temible señor Gavin, el nuevo director de su banco, que carece de la sensibilidad necesaria para comprender las necesidades de Becky; y la otra, pensar en las maliciosas portadas de los periódicos ingleses, que aparentemente se han confabulado para exponer al mundo el eterno problema de liquidez de una inocente chica londinense.

3. Loca por las compras prepara su boda

Mi novio me ha pedido que me case con él ¿casarme, yo?... ¡¡¡casarme!!! bueno, la fiesta puede ser divertida, y además están los regalos...Por una vez en la vida, a Becky Bloomwood las cosas le van bien. 

Famosa en todo el mundo por su afición a comprar sin límites, ignorando olímpicamente el estado de su paupérrima cuenta corriente, por fin ha conseguido el trabajo de sus sueños como asesora de compras en una tienda neoyorquina («gasto el dinero de los demás... y encima me pagan»). Además, vive en un fabuloso apartamento en Manhattan con su novio Luke e incluso ha abierto una cuenta conjunta con él. 

Pero, de repente, todo se acelera. Luke le pide, quién lo hubiese dicho, que se case con él, y acto seguido, como movidas por un automatismo ancestral, entran en acción las... suegras. La madre de Becky quiere que la boda se celebre en el jardín de su casa de Surrey, of course, y que su hija lleve el mismo vestido de volantes que vistió ella, el cual ha estado reservando para la ocasión. 

Por su parte, la de Luke, en el más puro estilo americano, está empeñada en organizar una fastuosa ceremonia en el Hotel Plaza de Nueva York en el que se recreará un bosque, o quizá un baile veneciano, en fin, cuanto más extravagante, mejor. Becky es consciente de que tiene que elegir entre una de las dos, pero ¿cómo tomar semejante decisión?

4. Loca por las compras tiene una hermana

Otra divertida aventura de Becky Brandon (de soltera Bloomwood), la incorregible «Loca por las compras».

Tras una lujosa luna de miel que ha durado diez meses, Becky Brandon la compradora compulsiva más famosa del mundo vuelve a Londres con su flamante marido. 

Tan pronto pone los pies en casa, aparecen ante el portal dos camiones cargados de «recuerdos» que ha comprado a escondidas durante el viaje: mesas de comedor, jirafas de madera gigantes, máscaras...

Las facturas no se hacen esperar y, muy pronto, su tarjeta de crédito se convierte en un trozo de plástico inútil. La crisis estalla y Luke le impone un estricto presupuesto, pero las malas noticias nunca vienen solas: Suze, su amiga inseparable, ha encontrado otra amiga más inseparable, y sus padres deciden confesarle un secreto explosivo: Becky tiene una hermana.

La idea de encontrar, a sus veintisiete años, un alma gemela con quien compartir su pasión por los zapatos, las rebajas y las sesiones de manicura abre un panorama prometedor, lo cual no impide que, antes de lanzar las campanas al vuelo, Becky tenga que averiguar los gustos y hábitos de consumo de su nueva hermana Jessica.

5. Becky espera un bebé

Por una vez, a Becky Brandon las cosas no le pueden ir mejor: está felizmente casada, los negocios de su marido van viento en popa y buscan casa nueva porque ella se ha quedado... embarazada. 

Becky se siente radiante, aunque haya surgido un pequeño problema: con Luke han decidido no saber el sexo del bebé, lo cual es muy romántico, sí, pero un engorro a la hora de comprar el ajuar del niño. 

De todos modos, Becky tiene con qué mantenerse ocupada, por ejemplo, en conseguir que Venetia Carter, la ginecóloga de las famosas, la incluya en su selecta agenda de pacientes. 

De por sí, una empresa nada fácil, que se complica horriblemente cuando Becky descubre que la célebre ginecóloga, una pelirroja espectacular, había sido compañera de Luke en la universidad. 

De pronto, saltan todas las alarmas: su matrimonio se escora peligrosamente, y serán necesarias medidas extremas para evitar un naufragio inminente y poner proa al único puerto seguro.

6. Becky y Minnie van de compras

Becky Brandon la compradora compulsiva más famosa del mundo creía que la maternidad sería pan comido, y que tener una hija una compañera con quien ir de compras para toda la vida era un sueño hecho realidad. Pero la realidad resulta ser caprichosa... A la tierna edad de dos años, Minnie tiene un enfoque muy diferente del placer de ir de tiendas. 

Para empezar, demuestra una notable habilidad para sembrar el caos en cualquier sitio, especialmente en los grandes almacenes más selectos. Su palabra favorita es «mío» y si se queda sola frente al ordenador puede llegar a comprar dieciséis abrigos de la misma talla aporreando el teclado furtivamente.

Entonces, en el entorno familiar cunde la alarma: Minnie está a punto de convertirse en una loca-por-las-compras en versión reducida. Y por si esto no fuera suficiente, la crisis financiera mundial hace que la gente se vea obligada a recortar gastos, algo que, ay, afecta muy especialmente a los clientes de Becky. 

Además, Becky y su marido siguen viviendo en casa de los padres de ella, circunstancia que Becky está dispuesta a cambiar al precio que sea. No obstante, y ante tantos nubarrones en el horizonte que impiden que sus sueños acaben de cumplirse de una vez, Becky decide animar a todo el mundo organizando una gran fiesta sorpresa de cumpleaños para Luke.

Y es entonces cuando las cosas se complican realmente.